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Qué difícil es esperar el tiempo de Dios. Especialmente cuando pensamos que ya, nada va a cambiar. Cuando empezamos a ver que las cosas comienzan a verse como imposibles. Cuando estamos bajo presión, cuando estamos en urgencias, cuando estamos en necesidad.
Dios maneja un tiempo que no es el nuestro. El tiempo nuestro lo manejamos con un reloj y a veces, el reloj nos maneja a nosotros. A veces hacemos las cosas apremiados por el tiempo o como también se dice: “contra reloj”, y los resultados no son muy buenos.
La demora de Dios no es una negativa. Dios responde todas las oraciones, aunque no siempre de la manera esperada. Nosotros pensamos en el presente; Dios nos prepara para la eternidad.
Preparó por miles de años la venida de su Hijo. Te hará esperar lo necesario para alcanzar los mejores resultados. Contempla como Dios actúa lentamente en la creación. No se puede apurar a Dios. La espera es para nuestro bien. Aun lo bueno puede hacer daño si se alcanza prematuramente.
A veces Dios demora la respuesta a una oración hasta que hayas aprendido algo que Él quiera enseñarte. A veces espera hasta que se produzcan las condiciones propicias para el resultado que quiere lograr. Como en el caso de aquel ciego de nacimiento. Tuvo que ser ciego toda su vida para que todos lo supieran, y así, al llegar cierto día Jesús y sanarlo milagrosamente, Dios fuese glorificado (véase Juan 9).
Dios es un Dios de orden y el siempre actúa en el momento justo y necesario. Dios responde en el momento exacto que nosotros lo necesitamos.
Lo único que debemos entender es que:
1. Dios Cumple su palabra. V 1 a “Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado” Jehová llego e hizo lo que había prometido en el momento adecuado.
2. Lo hace en su tiempo. V 2 “Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho.”
3. Dios cumple no importa el tiempo, la edad o las circunstancias. V 5 “Y era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo.”
4. Dios obra en momentos de Crisis, en los momentos que parece que nada se puede hacer, cuando ya todo parece perdido. V 15- 16 “Y le faltó el agua del odre, y echó al muchacho debajo de un arbusto, 21:16 y se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho muera. Y cuando ella se sentó enfrente, el muchacho alzó su voz y lloró.”
5. Cuando todos nos abandonan Dios nos escucha el no nos abandona. V 17 “Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está.” Aunque tu madre y tu padre te abandonen Jehová estará siempre contigo. Salmo 27: 10 “Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
Con todo, Jehová me recogerá.”
Con todo, Jehová me recogerá.”
6. Dios abre nuestros ojos para ver la solución. V 19 “Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho.” Muchas veces la desesperación no nos deja ver.
7. Dios está con nosotros en el desierto. V 20 “Y Dios estaba con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco.” Siempre debemos estar seguros que Dios está con nosotros en los momentos difíciles, en los desiertos.
Para poder esperar el tiempo de Dios es necesario tener:
1. Mucha paciencia. Hebreos 10: 36 “porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.” A Dios no lo podemos presionar, no lo podemos obligar a que haga las cosas en nuestro tiempo. Salmo 40: 1-2 “Pacientemente esperé a Jehová,
Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. 40:2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;
Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.”
Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. 40:2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;
Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.”
2. Rechazo por la pereza. Hebreos 6: 12 “a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.”
3. Compromiso con las demandas que Dios nos hace. V 4 “Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado.” Es necesario arrancar de nuestro corazón todo lo que a Dios le molesta o desagrada.
Solo si somos pacientes y cumplimos con las demandas de Dios, nos ira tan bien que los demás se darán cuenta y sabrán que Dios está con nosotros. V 22-23 “Aconteció en aquel mismo tiempo que habló Abimelec, y Ficol príncipe de su ejército, a Abraham, diciendo: Dios está contigo en todo cuanto haces. 21:23 Ahora, pues, júrame aquí por Dios, que no faltarás a mí, ni a mi hijo ni a mi nieto, sino que conforme a la bondad que yo hice contigo, harás tú conmigo, y con la tierra en donde has morado.”
Ten paciencia, confía y espera en el señor y pronto Dios responderá a tu necesidad, en el momento que menos lo esperas.
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